EL ORDEN DIGITAL

lunes, 17 de junio de 2013

COMODORO RIVADAVIA/ Muchacho de 20 años denuncia que un policía le pidió un beso y lo amenazó con arma de fuego

Un joven de alrededor de 20 años denunció hace exactamente una semana en la Seccional Tercera de Policía que un oficial principal de la comisaría Rada Tilly le pidió un beso, y ante su negativa lo amenazó con el arma de fuego reglamentaria.
Tanto en la dependencia de la villa balnearia como en la Unidad Regional de Comodoro Rivadavia confirmaron que se está investigando el delicado hecho que podría costarle la carrera al uniformado, que sería oriundo del valle.
Todo habría empezado en un boliche céntrico en la madrugada del sábado, donde coincidieron quien luego sería la víctima y su victimario, a quien conocía porque hace adicionales en un comercio próximo al que él trabaja.
Trago va, trago viene, ambos decidieron continuar la noche en otro boliche. Al policía se le ocurrió ir a Rada Tilly, donde le aseguró a su incauto acompañante que conseguiría “fácil” compañía femenina. Le dijo que dejara su auto donde estaba estacionado, en proximidades de la terminal de ómnibus, y que fueran en el suyo.
Al subir al auto del policía, continuaron bebiendo y tomaron rumbo al sur. Antes de llegar a Rada Tilly, al conductor se le ocurrió que mejor era dirigirse a Caleta Olivia, donde al parecer también le resultaría sencillo encontrar compañía del otro sexo.
Pero al llegar al sector de La Herradura todo dio un brusco giro, según consta en la denuncia policial. Es que allí el conductor decidió variar su dirección, enfilando hacia un descampado. “¿Eh, qué pasa?”, atinó a preguntar el joven, quien pese a haber bebido conservaba su lucidez.
Sin mediar palabra, entonces, el policía detuvo la marcha en un sitio más o menos oculto y no anduvo con rodeos. “Dame un beso”, le dijo mientras le tomaba la pierna izquierda en forma cariñosa.
“No pará, loco, no te confundas”, fue la respuesta que no satisfizo al policía, quien decidió entonces extraer su arma reglamentaria y apuntarle a la cabeza.
Presa del pánico, el joven abrió la puerta del auto y se arrojó al suelo. De inmediato comenzó a correr entre los matorrales mientras su agresor lo llamaba a gritos e intentaba darle alcance, lo cual no pudo hacer. La víctima permaneció oculta unos minutos detrás de una mata, hasta que consideró seguro volver a la ruta. Estaba todo magullado.
Una vez en la ruta, el joven decidió hacer dedo. Lo levantó el conductor de una camioneta, quien iba acompañado por su hijo de corta edad y al verlo conmocionado se ofreció a acercarlo hasta el Hospital Regional.
Sin embargo el joven -que reside en el barrio 30 de Octubre- optó por desechar el ofrecimiento y bajarse en el cruce de ruta 3 y Constituyentes. Allí se quedó, pero antes de dirigirse a su domicilio decidió a hacer la denuncia en la Seccional Tercera. Hasta allí fue caminando.
Tras narrar su odisea, la Policía le prometió investigar y finalmente se ofrecieron a llevarlo a su domicilio, lo cual rechazó. A esa altura de la mañana pensó que lo mejor era volver por sus propios medios. Quizás porque su experiencia inmediata con un policía como chofer no había sido la mejor.
 
EL PATAGONICO

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