EL ORDEN DIGITAL

jueves, 24 de diciembre de 2009

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Queridos amigos,


A modo de tarjeta de fin de año, desearía compartir con ustedes un texto de Antoine de Saint-Exupéry: debido a una avería, dos aviones de la compañía Aeropostal deben pasar la noche con su tripulación, en pleno desierto, él era uno de esos tripulantes. Era arriesgado porque las tribus moras disidentes del desierto del Sahara, podían tomarlos como rehenes pero no tenían otra alternativa que esperar el rescate de sus compañeros. El párrafo que les envío, relata ese momento.

Y coincido con Antoine en que uno se ensancha cuando descubre otras conciencias, cuando uno encuentra otros amigos, aunque no los vea a menudo como es el caso de Uds.

Cariños y felicidades para Ustedes y todos sus afectos. Aquí va el texto:

“ ... Así, en pleno desierto, sobre la corteza desnuda del planeta, en un aislamiento de los primeros años del mundo, habíamos construido una aldea de hombres.

Agrupados en la noche sobre esa gran plaza de nuestra aldea, ese retazo de arena donde nuestras cajas [de víveres] derramaban un tembloroso resplandor, esperábamos.

Esperábamos el alba que nos salvaría, o a los Moros. Y yo no sé qué era lo que daba a esa noche, un sabor de Navidad. Nos contábamos recuerdos, nos hacíamos bromas y cantábamos.

Nos habíamos por fin encontrado. Caminamos largo tiempo uno al lado de otro, encerrados en nuestro propio silencio o bien, intercambiando palabras que nada transportan...

Descubrimos que pertenecemos a la misma comunidad. Nos ensanchamos por el descubrimiento de otras conciencias. Nos miramos con una gran sonrisa.

Y nos parecemos a ese prisionero liberado que se maravilla frente a la inmensidad del mar.”

Antoine de Saint-Exupéry. Tierra de hombres. Capítulo II-1


CLARA RIVERO

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