EL ORDEN DIGITAL

viernes, 2 de noviembre de 2007

ABUSOS EN INTERNET/ LA NECESIDAD DEL CONTROL FAMILIAR

INTERNET Y UN USO ¿PENSADO?: LAS ADOLESCENTES QUIEREN “RATONEAR” Y SUBEN SUS FOTOS ERÓTICAS A INTERNET/ ´IMÁGENES´. UNA VISIÓN DE SANDRA RUSSO
EL AUGE DEL FOTOLOG DERIVÓ EN LA CREACIÓN DE PÁGINAS WEB DONDE LAS CHICAS MANDAN SUS FOTOS ERÓTICAS – NO PORNOGRÁFICAS – Y CUMPLEN LA FANTASÍA DE SER VISTAS POR MILES DE HOMBRES.

LOS ADOLESCENTES Y SU IMAGEN.

INTERNET Y SUS USOS


Jamás leyó Lolita, y seguramente confunde a Vladimir Nabokov con algún espía ruso del siglo pasado. Se saca fotos siempre en su habitación casi desnuda pero sólo para insinuar y ratonear. Tiene 18 años, vive en La Paternal, trabaja en una pizzería de Palermo, escucha marcha, cumbia y reggaetón. Adicta al Msn, al Fotolog y a Internet, Ursula M es una de las cientos de miles de chicas adolescentes de la Argentina que envían fotos a páginas web, que las replican a cientos de miles de hombres hambrientos de pasión que buscan mirar chicas “aniñadas” de entre casa, como si fueran las mismas que toman el colectivo todas las mañanas. La tendencia de “Mirame y no me toques” salió de las discos, se metió directo en Internet y se convirtió en un boom que genera buenos dividendos para nuevos y jóvenes empresarios. “Quise desafiarme a mí misma a ver si aprobaban mi foto ¡Y la subieron! –explica Ursula sobre Alta Pendeja, el sitio precursor de esta movida–. Me encanta la idea de ser sensual y me ratonea saber que hay hombres mirándome subiendo temperatura. ¡Pero no quiero conocer a alguien, sólo que se calienten conmigo!”

Con el auge del Fotolog entre amigos, faltaba un lugar donde las adolescentes pudieran difundir sus fantasías amateurs a través de una foto y potenciar la ilusión de ser una mujer deseada sin Photoshop.

Así surgieron sitios como Alta Pendeja, Tus Pendejas y Las chicas del Gordo, entre tantas decenas de puntocom en el espacio virtual: publican las fotos de las chicas en poses eróticas pero no pornográficas (cada uno tiene un reglamento de admisión) y poseen, entre los tres, más de sesenta mil visitantes por día que navegan en sus páginas. Inmediatez y libre circulación hacen que esta nueva tendencia siga en ascenso. Alta Pendeja, de hecho, publica, en promedio, sólo una foto de las trescientas que llegan a diario, por lo que genera más y más deseo. A esto se suman las ganas de fama instantánea como si se tratara de una venganza de las “excluidas de los realities”. Entetenimiento, voyeurismo y demasiado ego completan la escena cibernética de hoy.

Mariana M tiene 20 años, es de Chaco, estudia Abogacía en Corrientes y trabaja como promotora en algunas ocasiones. Conoció Alta Pendeja cuando todavía estaba de novia y prefirió esperar estar “soltera” para el momento del destape. “Para mí esto es un juego y no algo sexual –dice–. Hace unos meses, caminando por Banfield, un flaco me paró y ¡me preguntó si yo había mandado fotos al sitio! ¡Me quise morir! Pero me encanta ser famosa y que ellos se babeen conmigo.” Yemina, en tanto, tiene 18, de Palermo, actualmente toma clases de baile y duerme con sus peluches. “Desde que causó tanto revuelo mi primera foto en el sitio, ahora lo hago seguido –cuenta la fan de Las chicas del Gordo desprendida de todo–. Me gusta poner fotos hots pero no creo necesario llegar a un desnudo.”


El negocio hot. Alta Pendeja fue el primer sitio web en profesionalizar la tendencia: nació como un lugar para publicar las mejores fotos hogareñas de adolescentes con ganas de mostrarse. Desde Rosario conquistaron a 35 mil cibernautas diarios. “Una chica puede ser perfecta físicamente, pero si no sabe vender la sensualidad que necesitamos en una foto, no sirve para el sitio”, sostiene Alejandro Sena, artífice del asunto. ¿El negocio? A los clásicos avisos de sexshop y otros rubros ligados con el sexo, también se sumó el acceso Premium con una membresía de 50 dólares para poder acceder a fotos más hots de las mismas chicas y aquellas que nunca fueron seleccionadas. En tanto, en Tus Pendejas buscan articular contactos entre las chicas y agencias de modelos, que además serviría como otro canal de negocio. “Nuestro portal es para la expresión y libertad de las chicas. Queremos que puedan sentirse más atractivas físicamente y aumentar su ego personal”, admite Ramiro Sáenz, otro rosarino y no en Budapest. Histeria, fama y ratones a un clic de distancia.

FALTA PRESENCIA PATERNA


“Estas chicas buscan reconocimiento, un ideal de perfección y recibir halagos –sostiene la licenciada Diana Guelar, codirectora del Centro de Atención y Prevención La Casita–. Las adolescentes tienen enormes necesidades de agradar y dependen de la calificación que el otro hace de cada una. Necesitan del otro para existir y para tener identidad propia. Las chicas con trastornos de alimentación, por ejemplo, buscan aceptación a través del cuerpo y piensan que si son flacas los demás las van a querer y reconocer. Por ese perfeccionismo hay mayor nivel de depresión en los adolescentes.” Para la licenciada Rosina Crispo, codirectora de la institución que trabaja con adolescentes, la tendencia de las chicas a mostrarse con poca ropa y poses sensuales en algunos sitios de Internet debería llamar la atención de los padres. “En una sociedad que va a toda velocidad, se necesita una mayor presencia de los padres –asegura–. Se requiere una autonomía vigilada, donde los padres acompañan a los hijos pero dejándolos volar. Pero al mismo tiempo nos encontramos con padres que son cada vez más adolescentes, muy autoconcentrados, que se hacen cirugías para verse mejor y buscan ser reconocidos por su apariencia exterior.”


CHACHI: SEXO, VIDEOS Y CONTATOS


A María Fernanda “Chachi” Telesco, la chica de 22 años oriunda de Rafaela, provincia de Santa Fe, con 90 - 58 - 90, aptitudes para el arte y una carrera que comenzaba a ilusionar en el reality High School Musical, todo se le desmoronó en un segundo. El mes pasado, en pleno auge, apareció un video casero de altísimo voltaje sexual nada menos que en la Web, con la ayudita, dicen, de un familiar. Al día siguiente su foto ya no formaba parte del staff del certamen de Canal 13 y la vacante fue ocupada por una morocha de San Fernando. La filmación habría sido realizada hace varios años atrás pero eso no les importó a los cientos de miles de personas que visitaron Internet para poder ver a la desconocida famosa en plena –y ruidosa– sesión sexual. Pero para calmar la angustia y la bronca, Chachi tendrá su nueva oportunidad en Son de Fierro junto a Mariano Martínez. A diferencia de Griselda, la ex Gran Hermano que apareció en un video profesional en los medios mientras estaba en la casa, a Chachi le difundieron un video privado y por la Web, que alimenta más y más los ratones.

Por Alejandro Czerwacki
Fuente: diario "Perfil"
Más información: www.perfil.com
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IMÁGENES

En la contratapa del sábado 11 de agosto, “María en el bosque”, escribí sobre los trastornos alimentarios de mi hija de quince años, acompañando, creo, un interés de ella por testimoniar públicamente sobre este nuevo tipo de dolor que ataca a las adolescentes. Hasta ahora mi trabajo como periodista me había puesto muchas otras veces frente a personas de todas las edades que querían testimoniar sobre sus diversos tipos de dolor. Hablar es una manera de descargar, y en este caso de vomitar, pero con un mundo simbólico ya acolchando el síntoma, con el Yo a salvo entre los símbolos que ordenan nuestra relación con el mundo y los demás.

Una de las mayores dificultades de las chicas con estos trastornos, como con otros en los que la ansiedad es un motor monstruoso que acelera enloquecidamente los ritmos naturales, es encontrar la manera de hablar de su dolor. La obsesión por la propia imagen, y la distorsión de la mirada de la propia imagen, que las hace verse gordas horribles, vacas, cuando lo que hay del otro lado es alguien que mide 1,50 y pesa 44 kilos, es a su vez una trampa mental para encarrilar el lenguaje sólo en lo referente a la comida. Las chicas hablan de comer. Las irrita comer. No saben si comer una tabla de cereales o un yogur. Lo piensan durante una hora. Esa decisión encubre algún otro dilema, pero el sinsentido de la enfermedad vacía esas mentes de otras herramientas para pensarse a sí mismas. Quedan en pie sólo los recursos discursivos para enunciar las miles de variantes de adversidades y obstáculos que puede presentar la alimentación cotidiana.

Testimoniar sobre el propio dolor es también una forma de denuncia. Es relatar secretos que se han mantenido en reserva para engañar o mentir. Es exponer la parte quemada del alma que todavía en esa instancia arde. Y finalmente, además de otras cosas, es buscar maneras de decir. Hablar siempre implica una posible fuga.

Pero la presión descomunal que sienten las mujeres jóvenes sobre sus propias imágenes ha ido sedimentando en otro sitio, en un infierno, en el que la noción de placer se estalla cada dos o tres horas contra una orden interna que hay que obedecer. Esa orden viene de muy adentro. No es propia, pero parece. Indica que hay que rechazar con todos los ejércitos hormonales y gástricos cualquier soporte de placer. Una anoréxica no rechaza solamente la comida. Básicamente, rechaza la naturaleza física de su cuerpo, su tridimensionalidad, y busca infructuosamente su ser plano, su ser fotografía, su ser impenetrable.

Algunas, demasiadas de nuestras niñas expresan a través de esos síntomas un dolor difícil de rastrear, pero que seguro que no encontró, para ser tramitado, otra vía menos autodestructiva. Muchas otras no se enferman, pero a la sobredosis de grasa de su alimentación infantil, salen directamente disparadas a las dietas: hacen dieta desde los trece o catorce, y no llaman mucho la atención. Incluso hay padres que las estimulan para que bajen esos cuatro o cinco kilos que traen de más de la etapa redondeada de la vida, que es la infancia, y se empiecen a convertir en adolescentes atractivas de acuerdo al canon de la imagen plana.

Esta época de políticas globalizadas se caracteriza por los huesos marcados en los cuerpos de las zonas sacrificables del mundo, en esos esternones sobresalientes, en esas rodillas elefantiásicas, en esas pieles engrosadas, en esas dentaduras podridas. Y replica, la época, esas marcas corporales en las niñas que se ven en la punta del iceberg: cuerpos de líneas rectas escritas con llanto. En la base del iceberg, millones de mujeres incorporan productos desgrasados a sus dietas, y usan edulcorante. Toman bebidas light y mastican chicles sin azúcar. Obedecen una orden, la misma de siempre, exactamente la misma: no gozarás.

Por Sandra Russo
Fuente: diario "Página/12"
Más información: www.pagina12.com.ar

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